La primera mujer en saltar la Valla
Fue doncella en una guerra perdida.
Siguió los pasos adormecidos de la noche
mirando manos hendidas de locura
y sangre rota.
El temblor de la calle puso fin a su propio desafío
y estrelló paulatinamente sus recuerdos en delirios.
En su pecho de cenizas habitaban jícaros.
Musgos y savia reventaban adoquines inertes.
Su boca contenía sombras,
no pudo traducir las voces que empalaban su vientre
por otro intento fallido de saltar la valla...