Hoy me rompe
la cristalina envoltura
de tu osamenta.
Raíles angostos transportan tu savia.
Enredaderas de ojos ciegos.
Hálito magenta.
Hoy me llevas
por parajes averiguados
con dureza y hastío.
Materia inerte.
Hoy, necesito abrazarme a tu cuerpo,
acurrucarme en tu saco amniótico
atravesar de nuevo la luz
nacer de ti, para ti…
Hoy, agradezco haberte elegido
aunque me inunde de vacío.
8 comentarios:
Hoy es el gran día, poetisa, cuando todo comienza, cuando toda tu pasión se hunde y habita los vergeles del canto más divino que pudieras soñar.
Precioso poema.
me alegra mucho que te guste Tecla, muchas gracias por tus visitas.
Abrazos
¡Buf! Ya sé que es un comentario insustancial, pero me han provocado tantas cosas estas pocas palabras que es lo que ha salido de mi corazón.
No hay nada insustancial cuando sale del corazón. Muchas gracias por tu comentario Ana.
Un abrazo
Genial Ana, y te dejo un complemento a tu poema:
Acunarme en ti y acariciar tu alma sin ni siquiera rozarte; llevarte al cielo de mi corazón y sentir la suavidad de tu ternura, y besar esas manos cansadas de tanto regalar amor.
Saludos!!
Qué bonito complemento amigo, muchas gracias por esta caricia.
Un abrazo
Tus versos salen a contenidos borbotones que van languideciendo hasta la tenue subida que inicia un nuevo suspiro. Aunque rellenaras con la misma cadencia y las mismas sensaciones un millón de páginas, uno no se cansaría de leer esas hermosuras vomitadas por tu alma, tan solo habría que parar para secarse uno los ojos.
Beso beso....
Es ya largo el camino de adioses, a veces escribir desde la pena engrasa, pero creo que voy a tener que cambiar el registro antes de salir a nado.
Gracias Tano, tu incondicionalidad se merece un enooooorrrrme abrazo.
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